Con un tercio del mundo en confinamiento, los líderes de diferentes compañías de todos los sectores, tamaños y locaciones han estado llevando a cabo enormes esfuerzos para reorientar a su recurso más valioso: su gente.

Y, a pesar de que muchas compañías adoptaron con entusiasmo diferentes sistemas de videoconferencias y chats, sabemos que no pueden reemplazar a las interacciones personales. Son tan solo un primer paso hacia un ambiente de trabajo digital enriquecedor, ya que eliminan la espontaneidad de la ecuación.

Por lo tanto, el objetivo debe ser no sólo alcanzar una comunicación exitosa, sino alcanzar una verdadera colaboración.

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